SEGUNDO REPASO TEÓRICO.
La facilidad que en todos los sentidos hoy
ofrecen los computadores nos ha llevado a mecanizar una importante información,
de la que poco o nada podemos explicar
cuando nos cuestionan sobre la conducta
del nitrógeno a presión en el cuerpo humano.
La
velocidad con la que estamos enseñando a nuestros alumnos ha restado
importancia y no ha dejado tiempo al
entendimiento y manejo de la tablas de
no-descompresión, y es por todo esto que debemos volver a esta
pedagogía como alternativa útil en caso
de que debamos desenredar o
clarificar una duda por síntomas parecidos a los de un accidente en el buceo
donde lo realizado no coincidió con lo planeado.
Para
empezar este repaso debemos recordar la Ley física de Henry, sobre la
saturación de los gases a los líquidos, donde Henry explica como un gas satura
a un líquido proporcionalmente a la presión que el gas ejerce sobre la
superficie del líquido.
La
consecuencia de esta ley la podemos establecer cuando estamos a nivel del mar y
la presión atmosférica que es de 760 milímetros de mercurio (mm de Hg), hace que
nuestros líquidos (la sangre por ejemplo) se saturen con 608 milímetros de mercurio de
nitrógeno que corresponde a 0.80
de presión parcial del nitrógeno a nivel del mar.
Recordemos también que en el cuerpo
humano a nivel de los alvéolos se presenta el fenómeno físico de la difusión
donde por gradientes o diferencias de presión el alvéolo deja pasar oxigeno a
la sangre y recibe de los capilares bióxido de carbono. Igualmente
recordemos que el cuerpo humano tiene
entre cinco y seis litros de sangre y que si en cada pulsación el corazón
bombea aproximadamente 80 mililitros de sangre consecuentemente podemos
calcular que en una persona de 70 pulsaciones por minuto promedio tendríamos
como resultado que 80 mililitros de
sangre por 70 pulsaciones nos da un
total de 5.600 mililitros lo que
representa que en un minuto toda la sangre ( 5 o 6 litros ) ha pasado a ser oxigenada y por ende ha recibido nitrógeno a una presión
equivalente a la profundidad que nos encontremos. Esto quiere decir a grandes
rasgos que solo vasta
respirar un minuto a una profundidad determinada para que estemos saturados con valores
parciales de nitrógeno de esa profundidad.
La
anterior realidad fisiológica es la que debemos cuantificar para realizar
buceos con la seguridad que el nitrógeno acumulado en la sangre y los tejidos permanecerá en solución a pesar de que al ascender la presión consecuentemente
disminuya. De lo contrario si ascendemos con algún valor de sobre-presión parcial
de nitrógeno sin tener en cuenta consulta alguna, este nitrógeno abandonará la
sangre y los tejidos de la misma manera que el gas abandona la botella de agua
mineral cuando bruscamente le quitamos la tapa, es decir con la formación de
burbujas, las que el caso de estar presentes en
nuestro organismo sería muy grave si bien los conductos sanguíneos al
llegar al cerebro son mas estrechos sofisticados y las burbujas serían de un
tamaño tal que impedirían la normal circulación con la consecuente falta de irrigación
sanguínea en el cerebro.
Todos
sabemos que las células cerebrales mueren irreversiblemente después de cuatro
minutos sin oxigeno, y que el cerebro es la computadora donde se manejan todas las funciones vitales de nuestro
cuerpo.
Los
pocos casos que he podido testimoniar
por buzos accidentados que no
consultaron las tablas de no-descompresión o que violaron sus límites son:
1.Pérdida definitiva
de la sensibilidad en los pies.
2.Pérdida definitiva del control de esfínter.
Aunque dejemos que el computador lleve nuestras
cuentas del nitrógeno, debemos aprender a manejar y llevar siempre nuestras
tablas de no-descompresión.
PLANEE
SU BUCEO Y BUCEE LO PLANEADO.
Gonzalo
Concha.
Instructor PADI # 10932