Escondido por un espeso verde y rodeado
por las cristalinas y apacibles aguas del Atlántico y Caribe un maravilloso
país de 1,3 millones de habitantes después de tener que soportar y sobrevivir a
Cristóbal Colón y a todo su combo en 1498, a más y peores españoles 1592, a los
británicos en 1797, a una base militar de los Estados Unidos durante la segunda
guerra mundial en 1941, entre otros, y los mismos, que no dudaban en repetir
sus invasiones, hoy espera ser redescubierto en todas sus potencialidades y
alternativas por los eco-turistas del mundo entero, pero en particular por los
latinoamericanos quienes estamos siendo invitados a compartir este mágico edén
del siglo veintiuno.
Mi ignorancia en geopolítica no
solo me hizo avergonzar con migo mismo,
sino que me obligó a desempolvar el atlas y la enciclopedia, para
entender cómo a tan solo 11 kilómetros de la hermana República Bolivariana de
Venezuela, se encuentran dos maravillosas islas del Caribe localizadas en
las denominadas Antillas Menores que en
el Golfo de Paria hoy conforman la República Democrática de Trinidad y Tobago,
desde Agosto 31 de 1962 cuando por fin
logra su autodeterminación con la
independencia de su estatus como colonia inglesa.
De este maravilloso lugar solo
tenía un lejano conocimiento, gracias
a sus espigadas y bellas mujeres quienes
frecuentemente se aproximan a la Miss
Universo, así como de sus veloces
ciclistas y atletas que siempre son noticia
en los medios deportivos.
Cuando Indiana Monteverde,
Directora de la Oficina de Turismo de
Trinidad y Tobago: Caribbean Adventures,
me confirmó la invitación para visitar este país y procurar promoverlo entre
mis compatriotas eco-turistas en general y buceadores en particular, no lo dudé
ni un solo instante, aunque me tocara celebrar mis cumpleaños en un lugar desconocido y lejos de la familia
(si bien, después de ciertos cumpleaños años uno procura que esas fechas no lo
sorprendan fuera de casa).
Fue así como en la mañana del 13
de Agosto, la aerolínea Avianca muy puntual
y cómodamente ya me estaba
dejando en el Aeropuerto de Maiquetía en Caracas, donde me encontré acompañado
de un selecto grupo de compatriotas de diferentes medios de comunicación y promotores de
turismo de nuestras principales ciudades capitales, listos para
abordar un vuelo de Aeropostal, rumbo a Port of Spain(Puerto España) ciudad
capital de la Isla de Trinidad.
Pero mis sorpresas apenas estaban
empezando cuando un personaje de fuerte
contextura, piel morena, anchas alpargatas, largas barbas blancas, fuerte olor
a bálsamos de Oriente y ataviado con su rigurosa túnica y turbante blanco de Gurú, se sentó vecino a mi silla del avión y empezó la leer
el Corán; aquí me enteré que en el año de 1834 luego de la emancipación de los
esclavos africanos, los ingleses por esas épocas amos de muchas de esas tierras - y de las
otras también - y ante la falta de trabajadores especialmente para la
agricultura -solo aguantaron hasta 1845,- cuando debieron traer las primeras familias de la India para estos menesteres, si bien por esas
épocas y en tan lejano continente estos místeres le
quitaban el sueño a Gandi.
Así
que me encontraría con una población donde el 40% son descendientes de africanos, el 40% de hindúes, y el resto está
conformado por chinos, libaneses y sirios, entendible la presencia de estos
últimos que no se pierden de lugar alguno por remoto que éste se encuentre
mientras se pueda negociar desde un tapete (aunque no sea precisamente persa)
hasta lánguidos camellos, y estas islas
por su ubicación geográfica han sido
históricamente estratégicas para el comercio. Esta pacifica y ejemplar
convivencia de etnias consecuencialmente se traduce en un gran respeto por las
diferentes religiones entre las que se
encuentran: 30% protestantes, 30%
católicos, 25% hindúes, 10% musulmanes y el 5% restante en otras.
Ya
en Trinidad y como “cosa rara” me sorprendí positivamente al saber que junto
con Argentina y Brasil somos los únicos países latinoamericanos que no
necesitamos visa, simplemente la presentación del pasaporte, y lo resalto como “cosa rara” puesto que ya
estamos acostumbrados los colombianos a que una vez salimos de nuestras
fronteras todo tipo de dificultades y sospechas nos caen encima como por arte
de magia y culpa de la mafia.
Luego debimos familiarizarnos con
el “titi” o moneda nacional equivalente a 6,5 titis por
dólar, así como con el idioma, puesto que todos hablan Inglés y solo los
mayores aún conservan el patois los unos, o el hindi los otros, infortunadamente el español
brilla por su ausencia a pesar de la proximidad con Venezuela.
TRINIDAD:
Trinidad es una isla de 80
kilómetros de largo por 60 kilómetros de ancho, (una de las más grandes en su
área) con una población de 1,25 millones de habitantes donde el ibis escarlata,
una bella y espigada ave, es uno de sus estandartes oficiales, aunque en sus
comienzos se la denominó por los amerindios arawaks,
sus primeros pobladores, como la tierra de los colibríes. En su fuerte
economía se destaca la producción y exportación de petróleo
(representado insignemente en el color negro presente en el tricolor de su
bandera).
El colorido se sus aves,
frutas, vestimentas y viviendas, rima con la alegría y calidez de sus gentes
quienes no dudan en abrir las puertas de sus corazones así como las de sus
bienes y servicios a los visitantes, de quienes solo esperan
recibir la misma corresponsabilidad en
trato y respeto.
Durante la semana que permanecí en
este lugar de ensueño, no dejé de
sobrecogerme cada que nos encontrábamos en el camino “con todos los
vehículos en contravía”, y esta
pesadilla empezó cuando al llegar a Trinidad, Indiana se sentó en el tradicional puesto del
motorista e inmediatamente este vehículo
inició su marcha sin que nuestra guía tocara un solo mecanismo, huella esta,
dejada por los ingleses, donde se conduce por la izquierda y consecuentemente
los mandos están al lado derecho.
El Hotel Hilton,
nos recibió esa noche con lujo de detalles y calor caribeño para muy temprano
estar de nuevo en el aeropuerto Piarco, como se le
llama a este terminal aéreo, ubicado a 27 kilómetros de Puerto España, rumbo a
Tobago, a bordo del muy puntual, agradable y seguro vuelo de BWIA (West Indies Airwais).
Este recorrido que se puede realizar en 5 horas por ferry, operado por las
autoridades portuarias, por vía aérea se logra en tan solo 20 minutos volando a
pocos pies de altura sobre el nivel del mar, permitiéndonos disfrutar
del paisaje; es decir que más se demora uno en embarcar, que en ya estar aterrizando.
TOBAGO:
Esta Isla con Scarborough
como ciudad capital a la cabeza, luce espléndidamente decorada por mansas y
románticas bahías y ensenadas, soportada por un
viejo volcán submarino con 42
kilómetros de largo, por 10 kilómetros de ancho, una población de 50.000
habitantes y con el cocrico, como su ave oficial,
presenta una sorprendente similitud con nuestra Isla de Providencia, donde
también sus habitantes descendientes de esclavos africanos con fuertes
arraigos ingleses protegen celosamente
sus aves, sus aguas, su bosque, su cultura
y su mar.
Cuando el avión se orientaba sobre
la pista de Crown Point,
nombre de su aeropuerto localizado a tan solo 10 kilómetros de Scarborough, no dejaba de sorprenderme su verde
generalizado, lo que se traduce en un lugar que debe ser utilizado, entendido,
disfrutado y respetado como una reserva natural especial de nuestra biosfera.
Ya en Tobago todo el entorno dió un giro de 180 grados,(salvo los vehículos que seguían
desplazándose en contravía) ahora la fresca brisa del mar que nos llegaba por
todos los costados, nos ayudaba a soportar los 29 grados centígrados de
temperatura; el silencio y la paz en el ambiente eran una constante; el verde
por todas partes goza de 2.000 milímetros de precipitación pluvial anual,
clasificándolo como el parque forestal mas antiguo del hemisferio occidental,
con 2.300 diferentes plantas, incluidas 700 clases de orquídeas, resguardando
además entre sus bosques una gran
variedad de fauna, indicativo este del profundo amor y respeto por la
naturaleza, donde se cuenta con un registro de 100 especies de mamíferos, 70 de
reptiles, 600 especies de mariposas, 260 especies de aves nativas y 150
migratorias; a todo esto le sumamos el murmullo de las cientos de fuentes
cantarinas de agua dulce que a lo largo del camino no dejaban de darnos la
bienvenida, mientras nuestro transporte silenciosamente por un sendero de
múltiples curvas nos llevaba al Hotel Blue Waters Inn, localizado en Charlotteville en el
otro extremo de la Isla.
Una vez mister Duane
Kenny, un adusto y espigado Inglés de finos modales,
nos dió la bienvenida a su hotel y el lugareño Scott Warrick a la tienda de
buceo donde trabaja como Dive Master, de inmediato
nos enfundamos los trajes de submarinistas y “a lo que vinimos.”
El arquitecto Melchor Monteverde
como camarógrafo no descansó hasta hacer posible que registráramos hasta el más
mínimo detalle, procurando que quien pueda ver estos documentales los que
mostraremos en nuestros canales regionales de televisión, no duden en pensar y escoger a
Trinidad y Tobago como el destino ideal para descansar y aprender.
En fondos submarinos, con
visibilidad entre 15 y 20 metros, los multicolores y multiformes corales,
esponjas, tortugas, erizos, anémonas, langostas, cangrejos, estrellas,
tiburones, barracudas, meros, chernas, júreles, rayas, hipocampos, sábalos, nos
ofrecieron un concierto y una danza
diferente cada día y cada noche durante
nuestras ocho inmersiones realizadas en sitios muy cercanos al hotel,
inmersiones estas que son suficientes para recomendar este destino como un
lugar de buceo al que siempre debemos de considerar a partir de hoy en nuestros
futuros viajes de buceo al exterior.
El poder visitar uno de los
corales cerebro mas grandes del mundo, el registrar la presencia permanente de
uno de los buques “vida abordo” de mayor
reconocimiento en el buceo internacional, certifican a este lugar como uno de
los mas reconocidos por su diversidad de vida submarina.
Pero este maravilloso paraíso no
es solo ideal como destino de buceadores, también lo es para los golfistas,
quienes encontrarán lugares espectaculares
como el Mount Irvine,
o el Tobago Plantations Golf & Country Club, de reconocimiento internacional; para los escritores
el sitio ideal para inspirarse y si no, que lo diga Daniel Defoe, quien
en este lugar logró su reconocido libro:
Robinson Crusoe; especial
también para los observadores de aves y ecologistas en general, quienes entre
otras sorpresas podrán ser testigos
durante los meses de Marzo y Agosto del desove de cientos de tortugas
marinas gigantes llamadas Leatherback, las que pueden
llegar a pesar hasta 730 kilogramos, regresando puntualmente a estas playas
donde algún día nacieron, para esconder sobre sus arenas entre 80 y 125 huevos,
los que a los 65 días ya están dejando ver las nuevas tortuguitas que
repoblaran nuestros mares.
Finalmente no podemos olvidar las
condiciones tan particulares para veleristas, fotógrafos, pintores, escultores, cantores,
enamorados y en general para quien quiera huir del bullicio y la contaminación
de nuestras grandes ciudades.
La capacidad hotelera instalada y
sus confortables servicios sumado a la amabilidad y pulcritud de sus gentes,
nada tienen que envidiarle a los mejores servicios conocidos, sin dejar de
resaltar las delicias en la culinaria tanto internacional como típica, las que
son para siempre repetir y repetir sin pensar en la balanza.
Y si de rumberos y amigos de la
música y cultura del caribe se trata, los carnavales con las steelbands que al son de Calipso no descansan a principios
de cada año en Trinidad y en Septiembre en Tobago para deleitarnos con el sonido del “pan”,
instrumento oficial de Trinidad y Tobago, (el pan, es como un tambor metálico
boca a bajo donde en su tapa de fondo han torneado formas
cóncavas para diferentes tonos y
sonidos, los que son tocados con palillos al igual que un tambor) para que finalmente toda esta amalgama de placeres,
colores y sensaciones nos dejen el dulce sabor lúdico en el espíritu de ese
ensoñador lugar al que siempre queremos volver..........
Gonzalo Concha.
Agosto 30-04
Santiago de Cali, Valle del Cauca,
República de Colombia.