LOS ANIMALES EN SANTIAGO DE
CALI
Como en todos los pueblos y ciudades del mundo la presencia voluntaria o involuntaria de los
animales representa un gran reto y una gran responsabilidad tanto para las autoridades en particular como para la comunidad en general.
Esta elemental semblanza que sobre los animales en nuestra
ciudad pretendo ilustrar, debemos
empezarla diferenciando entre los
animales silvestres de los domésticos, siendo los primeros aquellos que deben
vivir en libertad, bien en los bosques, en el aire o en las aguas, pero que el
”rey de la naturaleza” los ha
obligado a sobrevivir con diferentes
excusas en: circos, acuarios, parques,
reservas naturales, zoológicos, laboratorios de experimentación o para
que absurdamente nos adornen,
convirtiéndolos en símbolos de poder y ostentación
económica.
Al
grupo de los domésticos pertenecen
aquellos que alguna vez en la historia también
fueron silvestres pero que el humano conquistó o secuestró y que con el paso del tiempo
los fue
acomodando a sus necesidades.
En el caso particular de nuestro querido Municipio Santiago de
Cali, nada diferente a lo que ocurre en
toda Colombia y gran parte de América, en el grupo de los animales silvestres,
encontramos algunos sobreviviendo en los pocos bosques que aún mueren de pie, lo que ha representado una
significativa reducción de su espacio vital
como resultado de nuestra irracional deforestación, con razones como:
ampliar las áreas de cultivos, extender los potreros de
pastoreo para equinos y vacunos, en la
construcción una nueva parcelación, para la utilización de la madera a
pesar de alternativas como el plástico, hierro y cemento y de sobre mesa por los devastadores incendios
forestales, generando consecuentemente
una preocupante escasez de alimento, agua
y albergue, que los obliga en muchas ocasiones a realizar arriesgadas
incursiones a zonas pobladas con impredecibles e incalculables riesgos; en
poder de los traficantes ilegales de la
fauna silvestre -negocio tan lucrativo como las armas y las drogas- permanecen
en condiciones preocupantes un número importante animales exóticos, muchos de
ellos en vía de extinción; también cierta especie monos o micos hacen presencia en laboratorios
experimentales “aportando luces” a la ciencia; otros miembros de la fauna
silvestre cumplen tareas en reproducción, protección y educación en nuestro
zoológico el que hoy gracias a Maria Clara Domínguez su Directora y su equipo
de trabajo, es un ejemplo con merecidos reconocimientos internacionales. Todos los que visitamos este
bello lugar bañado por río Cali y decorado por frondosos samanes, somos
testigos de cómo en las últimas décadas dio un giro de 180 grados al pasar del
manejo Municipal al de una Fundación No Gubernamental (ONG) eficiente y
transparente; para otros animales silvestres
lugares como los eco-parques de
Pance, las Garzas, el Pondaje, las Iguanas etc, así como varios humedales y madreviejas,
son un refugio transitorio pero seguro;
también vale la pena destacar ese
importante y significativo número y
diversidad de aves que hoy viven en los árboles
de nuestros parques y avenidas, aprovechando el indulto para que puedan
vivir cerca de nosotros y lejos de las jaulas
llenando de música y colorido
nuestro verde paisaje aunque trinen
unas, y tosan otras por la contaminación
vehicular; tristemente también desfilan ante la vista gorda de las autoridades
y la complacencia de un reducido público, un importante grupo de animales silvestres y mamíferos
marinos que agonizan en fétidos
calabozos de destartalados circos, donde cada tarde y noche son obligados a ejecutar actos que les representan como premio el derecho a la alimentación, la que
casi siempre es escasa, inadecuada y
ajena a sus necesidades. En este doloroso punto de los circos la mejor sanción que deberían recibir es la de la misma comunidad no
asistiendo a ningún espectáculo público que exhiba animales silvestres o
mamíferos marinos ; Otro reducido grupo
de animales y no por esto menos importantes
en su mayoría producto del decomiso
por tráfico ilegal, son del manejo especializado de la CVC, bien para
rehabilitarlos y liberados al
determinarse que se pueden valer por si mismos,
o para ser estregados en
adopción bajo convenios especiales a
particulares; finalmente un grupo dolorosamente significativo que pasa sus últimos días en el refugio de Villa Lorena, en Floralia,
bajo el cuidado de Ana Julia Torres, donde cualquier parecido con un hospital
de guerra es pura coincidencia, puesto que cada animal podría contar una larga y dolorosa historia de cómo
fue víctima de la crueldad de nosotros los animales racionales.
Este doloroso tema en la década de los
ochenta, motivó un trabajo de educación
entre un grupo de caleños como: Maria
Clara Domínguez, Maria Sol Sinisterra, Germán
Corredor, Maria Isabel Salazar, Patricia Falk,
Fernando Castro, Luis Fernando Murcillo, Jorge Gardeazabal, y Luz Marina Villafañe,
Oralia Ortega entre otros, quienes coincidiendo en la importancia de trabajar en
la educación y concientización que estuviera alejado del fanatismo y articulado
con las redes mundiales de protección, conformaron la división de fauna silvestre de la Asociación Defensora de Animales del Valle
ADAVALLE.
Pero si la
realidad de los animales
silvestres es preocupante la de los domésticos no se queda atrás.
Los perros: Estos descendientes del Canes
lupus, de agudos sentidos pero en
particular con un olfato 40 veces superior que el de su amo, con su preocupante
e incontrolada población de perros abandonados, genera un drama cruel y un
riesgo de proporciones epidémicas si
bien estos animales deben sobrevivir a nuestra indeferencia, así como al rigor e
inclemencia de la calle, pueden también ser portadores de enfermedades como la rabia,
de gran riesgo para los humanos. La irresponsabilidad de los dueños y la falta
de una política permanente coherente y bien financiada por el estado, ha
llevado a la formación de organizaciones voluntarias que terminan abandonando
esta importante iniciativa por el alto esfuerzo que demanda ante la
indiferencia de la misma comunidad. Los hoy más de 400 millones de perros que
comparten con nosotros el planeta, están reclamando a ladrido herido, una
mayor responsabilidad a esa especie
superior que los conquistó con las sobras de sus cacerías y que con el correr
del tiempo no ha hecho honor a su conquista.
Los gatos: Estos felinos que aún conservan en
su genética instintos de malicia y sorprendente agilidad, así como el no
depender de los seres humanos para su supervivencia puesto que gracias a su habilidad para cazar: ranas, insectos, reptiles, ratones y
pájaros huevos y polluelos mas lo que rescatan de los basureros, no sufren por falta de comida, al punto de ser
calificados como animales fieles solo a
su comida, también se acomodan muy bien a la escasez de agua, preocupando
sobremanera por su gran fertilidad,
puesto que fácilmente pueden tener una nueva camada cada cuatrimestre y su dificultad de manejo para el control natal, en particular los que
en estado casi semisalvaje sobreviven
en grupos furtivos en el monte, garajes,
fábricas, lotes etc., colocando a este tierno animal -que a diferencia del
perro no regala el afecto sino que espera le sea conquistado- en una preocupante plaga que
está obligando a tomar medidas no siempre incruentas para su control.
Los caballos: Al igual que a muchos de
nosotros a unos nos va muy bien, y a
otros como a perro en misa, así
encontramos a un reducido y privilegiado
grupo de caballos, denominados de pura sangre, en pesebreras con
cuidador a bordo, saliendo de cuando en vez a
una feria, exposición, o a una cabalgata campestre, donde por lo regular
lo pasan muy bien al cambiar de panorama, hacer ejercicio y si su
jinete no se emborracha, regresar temprano a casa, muchas veces
encaramado en lujoso remolque, salvo cuando llega Diciembre que si le toca salir a la cabalgata de la
feria, es cuando la vida se le pone a mordiscos, pues el tropel de tantos
empujando y tan pocos atajando, revuelto con aguardiente, pistolas de Agua y de
las otras, harina de panadería y de la
otra, totes y trotes, le hacen subir la
sangre pura la cabeza.
Pero la anterior semblanza no le hace ni cosquillas al diario acontecer
de los caballos carretilleros, los que
no son trepados en remolque sino que les toca remolcar a los trepados, lejos de
parecerse a los bellos percherones utilizados para halar carretas que de pronto vemos en televisión, si son un fiel reflejo del famélico Rocinante, que empezaron este
milenio contentos con el nuevo código de tránsito, pero que sin saberse cómo,
ni gracias a quien, volvieron a perder sus derechos y esperanzas de un trato justo y debieron
continuar trabajando en las ciudades capitales
de lunes a sábado primero halando una destartalada carreta que aún vacía
pesa más de lo legalmente establecido, luego soportando todo tipo de carga en
empinadas y angostas calles, trotan al
ritmo de perrero, madrazos y pitos de airados
conductores que les gritan: “donde tenés los frenos..ve.. hp”..?;
Y como sobremesa los Domingos día que el
Señor descansó y bendijo, le cargan los
muebles de la sala, el equipo de sonido, las ollas, y de sobremesa a los
vecinos y al río todo el día. Ante estas irregularidades la policía, autoridad
competente para hacer cumplir el código departamental, debe hacerse la de vista
gorda, puesto no hay un lugar adecuado para llevar estos caballos que deben ser
protegidos por maltrato. Y cerramos el tema de los caballos tristemente como muchos de ellos terminan, en particular los de pura sangre,
los de no tan pura, y cuanto
reque de papaya, en manos de los abigeos, quines hoy buscan
caballos por sol y sombra, para
llevarlos al matadero y de allí a muchos
de nuestros comedores. Es decir este compañero de múltiples batallas que orgulloso posa con el Libertador Simón Bolívar en muchos
monumentos nacionales, hoy enfrenta un sombrío panorama.
Las vacas quien lo creyera, pero las vacas
que fueron tan celosamente cuidadas para aprovecharnos de sus crías, leche,
cuero, cuernos y carne hoy deambulan por nuestras calles tan frescas como sus
parientas de Nueva Delhi, sin que nadie responda por esta irregularidad, debiendo comer basuras, beber
aguas negras y acabar con cuanto
jardín y vehículo que les
atraviese.
La falta de cumplimiento de la ley que obliga
a los entes municipales a disponer de un
Coso, que proteja a los animales domésticos
de las gentes y a estas de aquellos, aunque a veces nos confundimos
entre estas y aquellos, en nuestra ciudad, es la perrera municipal, mejor
llamada Centro de Zoonosis- lugar
que muy pocos sabemos donde queda
localizado- donde un funcionario le toca bailar con las fea al corresponderle
dar una respuesta a esta problemática, ante
una comunidad que el fondo es tan responsable tanto por acción como por omisión.
Hemos propuesto para Cali, en muchas
oportunidades acabar con la tristemente célebre perrera y en su defecto
construir y adecuar un centro municipal
de protección de animales domésticos, que manejado por un organismo no
gubernamental, ofrezca una respuesta
adecuada a esta problemática con beneficio para todos, pero como al parecer el
tema animal no es del interés político, consecuencialmente no ha sido ni será tenido en cuenta por lo pronto.
Finalmente de este circo no podemos
quedarnos por fuera caleños y caleñas, como animales racionales y núcleo de esta
célula ciudadana, y es por lo que corroborando algunas características de las
ya descritas me acojo sin reservas a
quien resume que las mujeres se parecen a los gatos y los hombres a los perros,
dos especies completamente diferentes que se enloquecen entre si.
De la convivencia armoniosa del ser humano
con todos los seres vivos que nos rodean
depende la supervivencia de este planeta.
Gonzalo Concha.